Hoy es un día de cambios para mi.
Hay días, semanas, meses, donde no pasa nada… y días donde se decide mucho.
Esta mañana fuimos a ver el piso que será nuestro hogar durante who knows how long, y con ello, el comienzo de cambios, obras, mudanza y decisiones. Todo positivo, pero cambios.
Y esta tarde tenemos una ecografía donde probablemente sepamos el sexo del bebé, pero para mí eso es lo de menos. No me importa lo que sea, y me parece una pérdida de tiempo pensarlo, pues será lo que tenga que ser y l@ querré igual. Lo que sí me inquieta es el latido…
Ese latido tan fuerte y rápido que te deja sin aliento por unos instantes. Ese sonido que te recuerda que todo esto no es producto de tu imaginación y que hay un ser creciendo dentro de ti, aunque aún ni lo sientas.
Hasta que no llega ese momento, muchas de las felicitaciones, planes y preguntas son amargas. Porque claro, si no continua (y sí, puedo sonar pesimista pero prefiero llamarme realista), entonces caerán en el olvido.
Intento decirme que si no continua pues saldré adelante como lo he hecho ya en momentos duros, a pesar de mi vulnerabilidad mental y tendencia depresiva. Me obligo a aceptar que «no matter what», ninguna situación es tan importante como para volver a perder la cordura. Pero a los que nos hemos asomado al abismo en numerosas ocasiones, nos sale decirlo con la boca chica.
Hago esta reflexión ahora porque es cuando cuenta, no después. Después no se puede saber qué pasará, ni cómo reaccionarás.
Y las líneas que escribas estarán influenciadas por el resultado.
Sterling Cooper Draper Pryce
Mientras escribo, estoy viendo Mad Men (por tercera vez), y me encuentro justamente en un capítulo crucial, de esos en los que todo cambia muy rápido.
Donald Draper se divorcia de su mujer, el presidente Kennedy ha sido asesinado, Sterling Cooper va a ser comprada y tienen que ser despedidos para fundar una empresa nueva…
Durante unos momentos la incertidumbre gobierna la escena. Todo el pasado y presente de los protagonistas se destroza, y el espectador siente que está ante un precipicio sin paracaídas.
Cuando de repente una brisa fresca nos embadurna y sucede…
«El renacimiento»
De lo que podría haber sido caótico y triste, surge algo nuevo, refrescante y lleno de oportunidades.
Esto es una serie, y claro está, la dirigen a su antojo. Pero eso no quita que la vida pueda sentirse así.
Hay ocasiones que son muy duras, donde toca sufrir y pasar un luto. Pero después de ese luto siempre habrá la oportunidad de sentir esa brisa fresca si nos dejamos sentirla.
Porque la vida es un sin fin de cambios, buenos y malos, pero nosotros decidimos qué hacer con ellos. Y al igual que cambios buenos pueden sentirse negativos para unos, cambios malos pueden ser tomados como oportunidades para otros.
Y de ahí el título de este artículo «la falsa ilusión de control», ya que raramente en la vida tenemos control de lo que sucede. Y si lo tenemos, éste puede desaparecer de un golpe.
Incluso hay quienes dicen que el control puedes tenerlo si controlas tu mente. Y sí, suena precioso y podrá serlo en gran medida.
Pero para quienes padecemos de un cuerpo complejo (dejémoslo ahí), sabemos que ni eso controlamos. Solo podemos luchar, trabajar en mejorar cada día nuestros pensamientos, acciones y rumiaciones… y tener esperanza en nosotros, y en que pase lo que pase, «we’ll deal with it».
Y con esto, me voy a tener una cita con la vida.