sibo tratamiento natural con mujer comiendo dieta a base de verduras y frutas

¡Hola corajud@! Hoy te traigo un tema que da para hablar largo y tendido, sobre todo si eres de esas personas a las que les encanta Googlear su malestar antes de las 3 AM. Hablemos de Sibo metano, una variante traviesa del sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado que puede hacernos la vida un poquito más complicada de lo normal. Ya hemos hablado antes de lo que es el SIBO y de los alimentos prohibidos en esta condición, pero hoy toca ponernos serios (y un poco científicos) para entender mejor los diferentes tipos de Sibo y cómo podemos ajustar nuestra dieta si lo que tenemos es el SIBO de tipo metano.

Pero, primero ¿qué es SIBO?

El SIBO, o sobrecrecimiento bacteriano del intestino delgado, es básicamente cuando las bacterias que deberían estar en el colon se montan una fiesta equivocada en el intestino delgado, donde no son bienvenidas. Y claro, cuando se quedan ahí de más, empiezan a producir un montón de gases.

Si no has leído aún sobre cómo se detecta y trata esta condición, te recomiendo que le eches un vistazo al artículo donde te lo cuento todo en detalle. Pero lo básico es que, para saber qué tipo de SIBO tienes, te harán una prueba de aliento (tranquil@, no te la hagas con la prueba casera del espejo empañado, que no funciona).

Tipos de SIBO y el travieso Sibo metano

El SIBO no es una condición única. Existen tres tipos de SIBO, y cada uno se define por el tipo de gas que las bacterias producen en exceso:

  1. SIBO hidrógeno: Las bacterias generan demasiado hidrógeno, lo que suele provocar diarrea (¡yay!).
  2. SIBO metano (o IMO – Intestinal Methanogen Overgrowth): Aquí no son bacterias sino arqueas (que suenan a algo sacado de un documental prehistórico) las que producen metano. Este tipo suele causar estreñimiento (¡doble yay!).
  3. SIBO sulfuro de hidrógeno: En este, las bacterias producen sulfuro de hidrógeno, y lo típico aquí es una mezcla explosiva de diarrea y olor a huevos podridos. Lo sé, glorioso.

Hoy vamos a centrarnos en la dieta para SIBO metano, que viene acompañado de hinchazón, gases (¡qué sorpresa!), y estreñimiento crónico, que puede hacer que te sientas inflado como un globo a punto de estallar.

¿Por qué pasa esto?

La causa del sobrecrecimiento de arqueas metanogénicas no está 100% clara, pero sabemos que les encanta el metano (el cuál también producen, obviamente) y este gas ralentiza el tránsito intestinal. Lo peor es que parece que el metano genera un círculo vicioso de estreñimiento e hinchazón. ¡Maravilloso!

La dieta para SIBO metano

Si te han diagnosticado SIBO metano, probablemente estés pensando: «Bueno, ¿qué puedo comer para no parecer una pelota?». Aquí entra en juego la dieta baja en FODMAPs, de la que ya hablé en un artículo anterior, y que puede ser un punto de partida excelente para evitar el sobrecrecimiento bacteriano.

La dieta para SIBO metano tiene ciertos matices. Mientras que la dieta baja en FODMAPs es útil, hay que ajustarla para reducir la fermentación que estimula a las arqueas productoras de metano. Aquí algunos consejos:

Alimentos a evitar

  1. Carbohidratos fermentables: Estos son los que más problemas causan en el SIBO en general. Piensa en cebolla, ajo, legumbres, y granos. Como siempre, hay alimentos que aunque parecen inofensivos, en el contexto del SIBO son el diablo disfrazado. Aquí puedes encontrar una lista más detallada de estos alimentos prohibidos.
  2. Alimentos que empeoran el estreñimiento: Si tienes SIBO metano, tu cuerpo ya tiene suficiente metano como para andar estreñido por ahí. Elimina alimentos que provocan aún más estreñimiento, como quesos curados y carnes procesadas.

Alimentos recomendados

  1. Proteínas de fácil digestión: El pollo, pavo, pescado y huevos son opciones seguras. Se digieren rápido y no suelen causar gases. Eso sí, evita la carne muy grasosa.
  2. Verduras bajas en FODMAPs: Como las espinacas, calabacín y zanahorias. Cocinarlas bien también ayuda, porque son más fáciles de digerir.
  3. Grasas saludables: El aceite de oliva y el aguacate son buenas opciones, porque ayudan a lubricar tu sistema digestivo y mejorar el tránsito intestinal.
  4. Probióticos específicos: Como ya mencioné en el artículo sobre tratamientos naturales para SIBO, algunos probióticos como el S. Boulardii y ciertas cepas de Lactobacillus pueden ser útiles, pero ojo: no todos los probióticos son buenos para SIBO. Algunos pueden empeorar los síntomas, así que consulta con un profesional antes de lanzarte a tomarlos por tu cuenta.

Pero, ¡cuidado con automedicarte!

Y aquí quiero hacer un parón importante. Es tentador, lo sé.

Sabes que tienes SIBO (porque un día decidiste auto-diagnosticarte) y empiezas a cambiar tu dieta sin consultar a un especialista. Error. El SIBO tiene muchas caras y, si no sabemos exactamente cuál es el nuestro, podemos estar causando más daño que bien.

Si sientes que algo no cuadra con tus síntomas o que a pesar de todo sigues hinchad@ como un globo de helio, consulta a un profesional. Ellos te pueden hacer las pruebas necesarias para determinar qué tipo de SIBO tienes y guiarte en el tratamiento adecuado.

¡A no desesperar!

Tratar el SIBO (especialmente el de metano) es un camino que requiere paciencia, perseverancia y, a veces, varias rondas de tratamiento. Pero, como siempre digo, no estás sol@ en esto.

Hay un mundo de estrategias, dietas y soluciones a tu disposición que pueden ayudarte a recuperar tu vida. Si sientes que el SIBO te está llevando al límite, respira profundo, busca apoyo y sigue ajustando tu dieta de la mano de un profesional.

Recuerda, ¡es solo un tropiezo, no el fin del camino!


Si quieres seguir leyendo recursos sobre el colon irritable, SIBO y la importancia de una dieta antiinflamatoria, te dejo unos enlaces abajo:

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *