Hoy te traigo un tema que no solo me toca de cerca, sino que también puede ser una pequeña luz al final del túnel si vives en carne propia eso de sentir que tus emociones te manejan más a ti que tú a ellas. Vamos a hablar del magnesio para la depresión, pero no como si fuera una pastillita mágica —porque aquí no vendo humo—, sino como parte de una estrategia más amplia para mejorar tu salud mental, tu equilibrio hormonal y, sí, también tus tripas inflamadas.
Desde que descubrí que el trastorno disfórico premenstrual (TDPM) no era solo «PMS en esteroides» sino un desajuste hormonal serio con nombre, apellidos y tratamiento, he ido tirando del hilo de la inflamación, la dieta, la microbiota y cómo todo eso se traduce en bajones anímicos, irritabilidad extrema, ansiedad y llanto inconsolable premenstrual.
Si aún no sabes si lo tuyo podría ser TDPM, aquí tienes un test muy útil.
Magnesio para la depresión: el mineral que calma el cuerpo… y la mente
El magnesio no es nuevo en esto de apoyar la salud mental, pero últimamente se ha ganado su lugar como uno de los suplementos más recomendados cuando hablamos de depresión, ansiedad e incluso TDPM.
Y con razón: participa en más de 300 procesos bioquímicos, muchos de ellos relacionados con el sistema nervioso, la producción de neurotransmisores como la serotonina y la gestión del estrés.
Cuando hay déficit de magnesio (spoiler: muchas estamos bajitas sin saberlo), el cuerpo entra en un estado de mayor sensibilidad al estrés.
Y si a eso le sumas una inflamación crónica de bajo grado —que suele acompañar a desequilibrios hormonales como el TDPM—, el cóctel ya no es solo emocional: es fisiológico.
Aquí en el blog te cuento más sobre cómo abordo mi trastorno disfórico premenstrual con tratamientos naturales y también otros enfoques terapéuticos, porque no todo es suplementar: hay que mirar también cómo comes, cómo duermes, cómo vives y cómo amas (empezando por ti misma).
Inflamación, hormonas y TDPM: una relación complicada
La inflamación no solo afecta a las articulaciones o al intestino. También influye —y mucho— en la producción y la sensibilidad hormonal. En mujeres con TDPM, hay estudios que muestran una respuesta inflamatoria exagerada a los cambios hormonales del ciclo.
Es decir, que tus hormonas suben y bajan, como en cualquier mujer fértil, pero en ti eso activa una tormenta de citocinas que afectan al cerebro, alteran la serotonina y potencian el malestar emocional.
Aquí es donde el magnesio puede marcar una diferencia. No solo por su efecto calmante sobre el sistema nervioso, sino porque ayuda a reducir la inflamación y apoya al hígado en su función de metabolizar hormonas.
Además, es esencial para que la vitamina D se active en el organismo. Y ya sabemos que la vitamina D es otro de los nutrientes estrella para levantar el ánimo, modular la inmunidad y mantener a raya la inflamación.
Si no has leído aún mi guía sobre vitamina D3 y K2, te la recomiendo con café y libreta en mano.
Dieta antiinflamatoria y suplementos que ayudan (mucho)
Aquí no hacemos milagros, pero sí cambios sostenibles. Uno de los más potentes es la dieta antiinflamatoria, que no es una moda, sino una forma real de dar a tu cuerpo lo que necesita para sanar.
Desde que empecé a seguirla, mis crisis premenstruales han bajado varios decibelios. Aquí tienes un menú antiinflamatorio de ejemplo por si te faltan ideas.
¿Y qué otros suplementos ayudan si tienes TDPM? Pues además del magnesio (en formas como glicinato o treonato, que son más absorbibles), muchas mujeres notan mejoría con vitamina D, omega 3, cúrcuma, NAC y adaptógenos como la ashwagandha, la vitex o el rhodiola. Pero recuerda que cada cuerpo es un mundo, y es clave escuchar el tuyo.
También es importante adaptar la alimentación según la fase del ciclo.
No comemos igual ni necesitamos lo mismo en fase folicular que en la lútea, y aquí te dejo una guía muy práctica sobre qué comer en cada fase del ciclo menstrual.
Magnesio para la depresión: ¿tiene sentido?
Sí, lo tiene.
Y más si tienes un cuadro inflamatorio o desequilibrios hormonales como el TDPM.
No es una solución aislada, pero es un aliado poderoso si lo integras dentro de un enfoque integral que incluya nutrición, descanso, movimiento amable y gestión emocional.
En este blog hablo mucho sobre TDPM, ansiedad, microbiota, depresión, dieta antiinflamatoria y todo lo que nos ayude a entender mejor cómo funciona nuestro cuerpo.
Porque sí, yo también lo vivo. Y compartirlo es parte de mi forma de sanar y de recordarte a ti, que no estás sola.
Sigue explorando, aprendiendo y cuidándote. Porque hay camino, hay recursos y hay esperanza.