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Intentar escribir todos los días teniendo un recién nacido en casa parece una misión imposible… pero me gustan los retos y creo que si nos proponemos metas «sencillas», entonces la misión imposible pasa a ser una rutina.

Entre la falta de horas de sueño, los malabares de intentar dar el pecho y la leche de fórmula y adaptar la vida al pequeño terremoto… cuesta encontrar momentos para escribir y hacer aquello que antes era tan natural.

Pero a lo que vamos. Hoy quiero dedicar la entrada a una reflexión que la invitada de la última entrevista plantó en mi cabeza.

Ana Martínez Hinarejos, fundadora de Ginevitex, compartía claves para mejorar nuestra salud hormonal y salud en general. Y aunque nos enfocamos en la mujer, realmente aplica a todos.

Hablamos de la importancia de cuidar la alimentación, de regular nuestras hormonas a través de la hipófisis, de reducir el estrés en nuestras vidas, de practicar el autocuidado… pero lo siguiente fue lo que se me grabó a fuego… «Si no quieres tomar pastillas, toma decisiones».

Qué frase tan simple y a la vez tan poderosa.

Y aunque en muchos casos las pastillas son necesarias o buenas aliadas, en muchos otros casos son una barrera para frenar cambios vitales para evitar ese malestar que causan.

Pongamos un ejemplo en el área de salud mental…

Cuántas pastillas para la ansiedad o depresión se comercializan todos los días, gobernando la vida de muchas personas que lo que están sufriendo procede de problemas laborales, problemas de pareja o de relaciones. De modo que en lugar de dejar un trabajo en el que están sufriendo, siendo acosados o simplemente detestando, continúan sufriendo, pero con un malestar menor gracias a esas pastillas.

Y es que cuando acudimos a la consulta del psiquiatra a raíz de un ataque de pánico, trastorno de ansiedad generalizada, o una depresión profunda, el especialista lo tiene claro. Te hace un diagnóstico y según la sintomatología te receta una u otra pastilla. Pero (y no en todos los casos pero desde luego sí el mío), no te pregunta qué es lo que te está causando ese malestar.

Yo estuve tomando unas pastillas que lejos de hacerme bien me causaron unos efectos secundarios horribles, me etiquetaron como enferma y pusieron el foco en mi mente disfuncional.

Para que meses más tarde descubriese que dejar mi puesto de trabajo, tomar las riendas de mi vida y decidir cambiar mi rumbo y actitud, era la clave.

No quiero generalizar pues cada caso es un mundo y en muchos casos estas pastillas serán primordiales, pero estoy bastante segura de que en un porcentaje muy elevado, estas pastillas podrían ser cambiadas y superadas por cambios en situaciones y actitudes. Esto segundo cuesta más verlo y puede requerir muchas sesiones de terapia, leer muchos libros, ver infinitos testimonios o dar un salto al vacío, pero su impacto es mucho mayor.

Así que a ti, que estás leyendo estas líneas… si te encuentras en una situación de malestar (ya sea mental o físico o ambos), te digo que te plantees si hay alguna decisión que puedas tomar para cambiarlo.

Un abrazo

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