sibo tratamiento natural con mujer comiendo dieta a base de verduras y frutas

¡Hola corajud@! Hoy toca hablar del temido SIBO, o como me gusta llamarlo, “ese inquilino molesto que se ha montado su propio bufé libre en tu intestino”. Si estás aquí, probablemente sabes de qué hablo: hinchazón, gases, dolor y la sensación de que llevas una orquesta desafinada en el abdomen. Pero no todo está perdido; si tantas personas han mejorado, tú también puedes. ¡Vamos a por ello!

Primero, pongámonos en contexto: SIBO significa Sobrecrecimiento Bacteriano en el Intestino Delgado. Imagina que tienes invitados en casa (tu intestino grueso) y de repente deciden invadir tu salón (el intestino delgado). Se pasan de la raya, empiezan a beberse todo el vino (tus nutrientes) y dejan un caos que ni la peor resaca.

Y claro, tu pobre intestino, en vez de estar contento y tranquilo, está inflamado y grita pidiendo ayuda 😢.

Sibo tratamiento natural con Tania Pina

Desde que empecé mi tratamiento para mejorar el colon irritable con Tania Pina, una experta en estos temas (a la que le haría un monumento), he descubierto que la alimentación no solo afecta a nuestros intestinos, sino que también manda señales a nuestra cabecita.

Y no es solo cuestión de reducir la hinchazón; es encontrar un propósito, un equilibrio, y vivir conforme a tus valores.

Sí, ahora también me he vuelto mesías del método, pero con razón: nuestra cabeza e intestino son inseparables. Si uno está mal, el otro también. Y nuestra cabeza no puede estar bien (al menos en mi caso), si no tenemos un propósito y un motivo para levantarnos cada día.

La dieta como aliada

Para darle una patada al SIBO sin recurrir a antibióticos, la dieta es clave. Justo antes de empezar a seguirla a ella, había ido a un digestivo de pago y me mandó todos los antibióticos habidos y por haber. Y menos mal que no me los tomé porque ya estaba embarazada.

Y no digo que tomar antibióticos sea erróneo, pero que sin hacerme más análisis me manden una bomba para reventar toda mi microbiota… no sé Rick, me parece falso.

¿Y qué hacemos? Básicamente, les ponemos un cartel de «cerrado por reformas» a esos bichitos molestos.

Vamos a evitarles su comida favorita y a darle amor a nuestro intestino para que recupere su equilibrio natural.

Alimentos a evitar:

  • Azúcares y edulcorantes: Olvídate del azúcar blanco, el sirope de agave y sus primos dulces. Prefieren a las bacterias antes que a ti.
  • Granos y legumbres: Sí, la quinoa y los garbanzos suenan muy healthy, pero en este momento no son tus mejores amigos.
  • Lácteos y gluten: No porque todo el mundo esté en esa onda, sino porque son inflamatorios y a los bichos malos les encantan.

Alimentos que sí queremos:

  • Proteínas magras: Pollo, pavo, pescado. Si no eres veggie, esta es tu fuente de energía.
  • Verduras bajas en FODMAPs: Espinacas, calabacín, zanahoria. Son de fácil digestión y tus tripas las agradecerán.
  • Frutas bajas en fructosa: Arándanos, fresas, plátano verde (sí, el plátano maduro es como meterles chuches a las bacterias).

Ejemplo de menú para el día:

  • Desayuno: Tortilla de espinacas con un poquito de aceite de oliva y una infusión de jengibre (despierta el ánimo y las tripas).
  • Almuerzo: Filete de salmón a la plancha con calabacín y zanahoria al vapor, aderezado con cúrcuma (antiinflamatoria, ¡olé!).
  • Cena: Pechuga de pollo con puré de zanahoria y un toque de aceite de coco.
  • Snack: Un puñado de fresas o frambuesas.

Si te interesa más a fondo cómo organizar tus comidas y no volverte loc@ en el intento, te dejo un enlace a un menú de dieta SIBO que te puede ayudar a orientarte. Y te dejo unas pautas básicas para llevar a cabo este tratamiento natural:

Pautas para el Tratamiento Natural del SIBO

  1. Controla el consumo de azúcares: adiós a los dulces y a cualquier cosa que termine en «-osa» (glucosa, fructosa, etc.). Los azúcares alimentan a las bacterias, así que mantenerlos al mínimo ayuda a controlar el SIBO.
  2. Incluye alimentos con propiedades antimicrobianas: ajo (si lo toleras), jengibre, aceite de orégano y la cúrcuma son aliados naturales para combatir el crecimiento bacteriano. Úsalos en tus comidas o como suplementos.
  3. Aumenta la ingesta de proteínas magras: pollo, pavo, pescado y huevos son opciones excelentes y bien toleradas en la mayoría de los casos de SIBO. Ayudan a mantenerte nutrido sin irritar el intestino.
  4. Practica el ayuno intermitente: darle un descanso a tu intestino entre comidas permite que el complejo migratorio motor (un proceso de limpieza intestinal) haga su trabajo y arrastre a las bacterias indeseadas fuera del intestino delgado.
  5. Apoya tu digestión con enzimas digestivas: si tu digestión es lenta o tienes problemas para descomponer ciertos alimentos, considera tomar enzimas digestivas con tus comidas para reducir la fermentación.
  6. Incorpora probióticos específicos: no todos los probióticos son iguales. Busca cepas que no aumenten el gas o la hinchazón, como Saccharomyces boulardii y Lactobacillus plantarum. Consulta con un especialista para elegir los adecuados.
  7. Evita el estrés: el estrés afecta directamente al eje intestino-cerebro, empeorando los síntomas. Practica técnicas de relajación como meditación, yoga o simplemente dar paseos al aire libre.
  8. Mantén un ritmo de vida regular: desarrollar hábitos de sueño y horarios de comida regulares ayuda a mantener el equilibrio en el intestino y facilita la función digestiva.
  9. Consulta con un profesional especializado: siempre es recomendable contar con el apoyo de un profesional que pueda adaptar estas pautas a tus necesidades y estado de salud específico. Cada cuerpo es un mundo.

Más allá de la dieta: propósito y salud mental

Gracias a este camino con Tania y todo lo que he aprendido investigando para el blog (para sobrevivir yo misma), he descubierto que no se trata solo de lo que comes, sino de cómo vives y cómo lo comes. Tener un propósito, saber por qué te levantas cada mañana, es tan importante como reducir azúcares y procesados. Si tienes claro qué quieres, tus decisiones alimenticias y de vida serán más fáciles de seguir.

El SIBO no es una sentencia de por vida. Con el enfoque correcto, mucho mimo hacia ti y siguiendo una dieta adaptada, se puede mejorar.

Y si yo, que he pasado por todas, estoy viendo la luz, tú también puedes. ¡Ánimo, corajud@! Que lo mejor está por venir, y cada paso que des para mejorar tu salud es un paso hacia sentirte más libre y feliz.

¡Nos vemos en el próximo artículo, donde seguiré contando mis desventuras y éxitos intestinales!


Si quieres seguir leyendo recursos sobre el colon irritable, SIBO y la importancia de una dieta antiinflamatoria, te dejo unos enlaces abajo:

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