tratamiento candidiasis intestinal representado por un coco y vinagre de manzana

¡Hola corajud@! Hoy vamos a darle caña a un problemilla intestinal del que hablo últimamente, y que tiene un nombre que quizás te suene familiar. Me refiero a la candidiasis, pero no la vaginal de la que se habla con más frecuencia, sino de la candidiasis intestinal.

Hablar del porcentaje exacto de personas que sufren de candidiasis intestinal en el mundo es complicado porque no existen datos globales específicos. Sin embargo, se estima que entre un 20% y un 30% de la población podría tener un sobrecrecimiento de Candida en el intestino en algún momento de su vida.

Este hongo está presente de manera natural en nuestro cuerpo, pero ciertos factores (como el uso prolongado de antibióticos, dietas altas en azúcares y carbohidratos refinados, el estrés o un sistema inmunológico debilitado) pueden hacer que crezca «a lo loco» y cause síntomas muy molestos.

Por eso, en este artículo vamos a ponernos serios y hablar de cómo devolver la cándida a su estado natural, sin hacerle mucho daño, pero sobre todo, sin que nos destroce la vida.

Vamos a ver el tratamiento para la candidiasis intestinal más efectivo, tanto natural como farmacológico, para decirle adiós a esos síntomas tan molestos como el hinchazón, la fatiga crónica o la niebla mental, que parece que tienes a las neuronas de vacaciones permanentes.

Tratamiento candidiasis intestinal: natural

Si eres de l@s que prefiere ir por la vía natural antes de sacar la artillería pesada, estos métodos pueden ser tu primera línea de defensa. Pero ojo, como con todo, ¡paciencia! Que aquí no se trata de ver resultados al día siguiente.

1. Dieta anti-cándida

La base de todo tratamiento natural es atacar a la cándida donde más le duele: su dieta. Y sí, esta criatura tan pequeña es una glotona de cuidado. Así que toca decirle adiós a todo lo que la alimenta, es decir, azúcares, harinas refinadas y alimentos procesados.

Alimentos que sí te puedes comer:

  • Verduras de bajo índice glucémico
  • Proteínas magras
  • Grasas saludables (¡hola, aguacate!)
  • Y, como postre estrella, el yogur de coco natural, que además de delicioso, le mete unos cuantos refuerzos probióticos a tu microbiota.

2. Vinagre de manzana

Amig@, el vinagre de manzana es como ese amigo sincero que te dice las cosas a la cara. No es el tratamiento más agradable (ni por sabor ni por olor), pero ¡qué efectividad! Su ácido acético crea un ambiente tan ácido en el intestino que la cándida prefiere hacer las maletas y buscarse otro sitio donde molestar. En este artículo te contamos cómo usarlo correctamente para no pasarte de vueltas.

3. Aceite de coco

El aceite de coco es el superhéroe del mundo antifúngico. Contiene ácido caprílico, que ataca directamente las paredes celulares de la cándida, dejándola K.O.

Eso sí, empieza con una cucharadita y ve subiendo poco a poco, porque sus efectos son poderosos y no queremos que acabes en el baño más de lo debido.

4. Probióticos

Tu flora intestinal es como una fiesta: si hay demasiados colados indeseables, la cosa se descontrola.

Aquí es donde entran los probióticos, los refuerzos que van a equilibrar la balanza a tu favor.

Los mejores para esto son los de cepas como Lactobacillus acidophilus y Bifidobacterium bifidum. ¿El truco? Tomarlos en ayunas para que no tengan que luchar contra el estómago lleno.

Tratamiento candidiasis intestinal: farmacológico

Si ya has probado con todo lo anterior y la cándida sigue agarrada al sofá, es posible que necesites ayuda profesional.

Los medicamentos antifúngicos son eficaces, pero hay que tener precaución con ellos, porque también pueden causar efectos secundarios y desequilibrar aún más la microbiota.

1. Antifúngicos orales

Los más comunes son el fluconazol y el itraconazol. Funcionan inhibiendo la producción de ergosterol, un componente esencial de la membrana de la cándida.

Básicamente, los dejan sin protección y tu sistema inmunitario hace el resto. Pero ojo, hay que seguir las pautas del médico al pie de la letra, porque la cándida puede volverse resistente si se toman sin control.

2. Antifúngicos tópicos

Si además de la candidiasis intestinal tienes otros síntomas como aftas en la boca o infecciones vaginales recurrentes (porque la cándida, cuando se descontrola, va a todas partes), los antifúngicos tópicos pueden ayudar a combatirla localmente.

¿Cuándo es el momento de ir al médico?

Si después de un par de meses de probar los métodos naturales sigues sintiéndote como un globo inflado, con una energía digna de un lunes eterno y el cerebro en modo “buffering”, es hora de buscar ayuda profesional.

El tratamiento de la candidiasis intestinal no es un sprint, sino una maratón. Así que si necesitas un empujón extra con antifúngicos recetados, no dudes en consultar a tu médico.

Y si aún no tienes claro si lo tuyo es candidiasis o simplemente un mal día tras otro, te dejo este test para que salgas de dudas. Recuerda, detectar la cándida a tiempo es la clave para que no se convierta en el inquilino más molesto de tu cuerpo.

Además, es importante que estés supervisad@ bajo un profesional ya que puede que tu problema no sea la candidiasis intestinal sino otros problemas como el SIBO, el colon irritable o una gastritis.


¿Te interesa conocer más sobre el colon irritable, la alimentación antiinflamatoria y dietas según tu condición?

Aquí os dejo algunos recursos para mejorar tu relación con la inflamación de tu cuerpo, que voy construyendo poco a poco con diversos recursos:

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